jueves, 25 de noviembre de 2010

El Haiku





El haiku derivado del haikai, consiste en un poema breve de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Es una de las formas de poesía tradicional japonesa más extendidas. Su temática está relacionada con la naturaleza.

Cuando la escritura china llegó a Japón, aproximadamente en el siglo VIII de nuestra era, en pleno esplendor de la dinastía Tang, ya tenía más de 20 siglos de historia. En ese momento Japón salió de la prehistoria y comenzó la producción de su rica literatura. La poesía china clásica tuvo una gran influencia en la literatura japonesa y el estilo de los poetas chinos fue muy imitado. Los orígenes directos del haikú están en el haikai. El haikai es una forma poética marcada, ya que generalmente su contenido se basa en lo cómico y lo divertido. Al pasar el tiempo, el haikai se asoció a otro estilo de composición poético llamado Renga, formándose así una derivación del Renga, el Haikai-no-Renga. El Haikai-no-Renga era una sucesión de poemas Haikai, manteniendo su estilo.
El primer poema que iniciaba esta sucesión se denominaba Hokku. Matsuo Bashō, poeta muy afamado en el arte del haikai, separó el primer poema del Haikai-no-Renga (el Hokku) y por ende lo independizó del Renga, dándole al Haikai o Hokku una personalización estética y expresiva. Pero Basho también llamaba Haiku al Hokku. Esto hizo que en los inicios, el Hokku fuera lo mismo que el Haiku.
Pero con el paso del tiempo, poetas como Masaoka Shiki separaron sustancialmente el haiku del Hokku, conservando este último la vis "cómica", mientras el haiku adquiría un carácter espiritual.

El haikai o haiku tradicional consta de 17 moras (unidad lingüística de menor rango que la sílaba) dispuestas en tres versos de 5, 7 y 5 moras, sin rima. Suele contener tanto una palabra clave denominada kigo (季語?)(cuarto idioma), que indica la estación del año a la que se refiere, como una cesura, o pausa verbal, conocida como kire, que separa a un haiku en dos imágenes contrastantes.
Tradicionalmente el haiku, así como otras composiciones poéticas, buscaba describir los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones, o la vida cotidiana de la gente. Muy influido por la filosofía y la estética del zen, su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetría que sugiere la libertad y con ésta la eternidad.

Con el fin de acompañar el haiku, muchos poetas realizan una pintura, generalmente sin demasiada perfección llamada Haiga. Matsuo Basho fue el primer poeta en adoptar esta forma del haiku, que hoy domina en las grandes esferas de este género.

Haijin es el nombre que se da al autor de un haikai o haiku. Los Haijin más importantes de la historia de Japón son Matsuo Bashō, Yosa Buson, Kobayashi Issa, Usuda Arô, Masaoka Shiki, Uejima Onitsura, Ritsurin Issekiro, Arakida Morikate, Yamasaki Sokan, Ihara Saikaku (también llamado Ibara Saikaku), entre otros.

Muchas poetisas surgieron por todo el país, entre las que destacan algunos nombres como Den Sute-jo, Sonome, Shushiki y sobre todo Chiyo Ni, considerada la mejor creadora de haiku.

El haiku fue muy utilizado por el budismo zen para transmitir sus preceptos, pero su influencia llegó al mundo occidental y marcó a famosos poetas del siglo XX, particularmente a través de Eiji Yoshikawa, marcando una vía de influencia de la literatura japonesa en Occidente. Así, hoy en día es, por ejemplo, reconocida la curiosa destreza del Presidente europeo, Herman Van Rompuy, escribiendo haikus, por los que cultiva de hace tiempo su afición.

En España, entre otros, cultivan el haikai o haiku los poetas Llorenç Vidal y Eulogio Díaz del Corral, tanto en castellano como en catalán-mallorquín.

En México destaca la obra de José Juan Tablada (Al sol y bajo la luna, 1918), Efrén Rebolledo, Rafael Lozano, José Rubén Romero, Francisco Monterde y José María González de Mendoza. Para la divulgación del género fue esencial la labor de Octavio Paz, que en 1956, en colaboración con Eikichi Hayashiya, publicó una traducción de uno de los clásicos del género, Oku no Hosomichi de Matsuo Bashō.1

En  Argentina cultivaron ocasionalmente el haiku, entre otros, Jorge Luis Borges y Álvaro Yunque.Otros autores argentinos más recientes, como Rafael Roldán Auzqui, mantienen el interés en el género (Haikus a flor de voz, 1997).

El uruguayo Mario Benedetti publicó una obra dedicada al género, Rincón de Haikus, en 1999.

En Perú, el país de mayor población de inmigrantes japoneses de habla hispana, el haiku tiene una presencia importante. El más renombrado haijin peruano es José Watanabe Varas, que aprendió esta disciplina de su progenitor, Harumi Watanabe. Sus poemarios más célebres son Álbum de familia (1971), Historia Natural (1994) y Banderas detrás de la niebla (2006).

En el campo de la música, destaca la composición Koi no uta: tres haikus para voz cantada y cordófono pulsado (2002) del colombiano Johann Hasler, basada en haikus japoneses del siglo X.

¿Quieres saber más?

Los 100.000 Haikus



rakka eda ni
kaeru to mireba
kochoo kana
¿Estoy viendo flores caídas
que retornan a la rama?
¡Es una mariposa!

                       Moritake



suzukaze ya
kokuu ni michite
matsu no koe


Un viento fresco.
Llenando el firmamento,
voces de pinos.

teizen ni
shiruku sakitaru
tsubaki kana


Frente al jardín
han florecido, blancas,
unas camelias.


shizukasa ya
iwa ni shimiiru
semi no koe


Todo en calma.
Penetra en las rocas
la voz de la cigarra.



hitotsu ya ni
yuujo mo netari
hagi to tsuki
Bajo un mismo techo
durmieron las cortesanas,
la luna y el trébol.




shirageshi ni
hane mogu choo no
katami kana
Como recuerdo,
a una amapola
deja sus alas la mariposa.





yama mo niwa mo
ugoki iruru ya
natsu-zashiki


En verano,
las montañas y el jardín
se van adentrando
hasta mi habitación.






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