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lunes, 22 de noviembre de 2010

HOKUSAI Katsushika



[...] a la edad de cinco años tenía la manía de hacer trazos de las cosas. A la edad de 50 había producido un gran número de dibujos, con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la calidad verdadera de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado el significado más profundo de las cosas, a los 100 habré hecho realmente maravillas y a los 110, cada punto, cada línea, poseerá vida propia [...] HOKUSAI Katsushika


Conocido simplemente como Hokusai (nacido y muerto en Edo, actual Tokio, octubre de 1760 - 10 de mayo de 1849) fue un pintor y grabador japonés del período Edo, adscrito a la escuela Ukiyo-e de pintura japonesa. Acuñó el término manga en 1814.
Vino al mundo, con el nombre de Tokitaro, en el distrito de Honjo, al este de Edo. Allí, desde los cinco años, desarrolló su gran vocación por el dibujo y la pintura. Esta inclinación determinó que, con una corta edad, fuera adoptado como aprendiz y como hijo por un prestigioso artesano de Edo, familiarmente conocido con el nombre de Nakajima, del que posteriormente fue su legitimo heredero.

La obra de Hokusai cubre toda la gama del arte Ukiyo-e: tarjetas, Surimono, libros ilustrados, ilustraciones de antologías de versos, libros eróticos, pinturas a mano o libros de bocetos. Dentro de los temas tratados por Hokusai, en escasas ocasiones compitió con Utamaro, el mejor grabador de voluptuosas imágenes femeninas. Pese a esta limitación consciente, Hokusai trató de abarcar una amplia gama de temas, especialmente puso énfasis en la representación de paisajes y escenas históricas, en las que la figura humana desempeña un papel secundario. Alrededor del final de la centuria introdujo en su estilo la técnica de la perspectiva y el colorido occidental.
Junto a la fama de sus detalladas impresiones e ilustraciones, Hokusai cosechó también gran éxito en las exposiciones públicas de su pintura; hizo, por ejemplo, una enorme pintura de unos 200 m2 con figuras mitológicas para un multitudinario festival. Incluso una vez fue convocado para mostrar sus habilidades artísticas ante el shogun, teóricamente un ayudante del emperador que en la práctica era el gobernante del Japón.
Hokusai trabajó hasta el último día de su existencia. Era un artista enérgico que se levantaba temprano y pintaba hasta la noche. Ésta había sido su forma de actuar durante todo su larga y productiva vida, y fue también la de sus años finales. De los millares de libros y de impresiones de Hokusai, sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji son particularmente notables. Publicada entre 1826 y 1833, esta famosa serie, que con los suplementos incluía un total de 46 impresiones a color, marcó un hito en la impresión japonesa de paisajes.
Pese a sus súplicas por seguir viviendo una década más, el día 18 del cuarto mes japonés "el viejo loco por la pintura", como él mismo se definía, murió a los 89 años, sin haber satisfecho la búsqueda de la última verdad sobre la pintura.


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