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lunes, 21 de marzo de 2011

Teatro Japonés



Existen tres tipos o formas de teatro japonés: Kabuki, Noh y Bunraku.




KABUKI


El Kabuki fue ideado al final del reinado Edo, durante el siglo XVI. Era un arte contemplado tanto por las clases altas como por las clases más bajas y que se caracteriza principalmente por la manera estilizada de representar una obra y los maquillajes ostentosos de sus personajes. Sus sílabas indican lo que se quiere transmitir con su nombre; KA –danzar-, BU –cantar- KI –interpretar-. Frecuentemente se traduce kabuki como "el arte de cantar y bailar". Existen sin embargo, caracteres ateji que no reflejan la etimología actual, y que la palabra kabuki se cree que en realidad está derivada del verbo kabuku, que significa "inclinarse", o "estar fuera de lo ordinario", de modo que el significado de kabuki puede ser interpretado también como teatro "experimental" o "extraño".


En su origen, tanto hombres como mujeres podían ser actores de Kabuki. Este hecho hizo que muchas mujeres gozasen de éxito entre el público masculino. Esta situación provocó que en 1629, dentro del shogunato Tokuwaga, se prohibiera que las mujeres pudieran actuar en el Kabuki. A partir de ese momento, fueron los hombres los que representaron estas obras, incluso los papeles femeninos, para los que había especialistas. A estos actores se les llama onnagata y han llegado a formar una parte muy importante dentro del Kabuki.

Al tiempo de surgir, se creó un edificio para representar Kabuki, dentro de éste se construían palcos, y diversas partes. El escenario es de grandes dimensiones, con una entrada que se extiende hasta el lugar en el que se encuentra el público (para efectuar las entradas y salidas), también posee una amplia orquesta y varios trucajes mecánicos en el propio escenario, cuya utilidad para hacer efectos y cambios en la escenografía, se ve disculpada por el hecho de que no hay cortinas, y todo cuanto sucede es frente a los ojos del espectador. Esto último tuvo una importancia capital, ya que se relegó el texto a una importancia secundaria; mientras los efectos, cambios, acción, y diversas sorpresas, (como personajes voladores) acercaban al espectador al espectáculo en sí, y no a la obra.
En vez de máscaras, los actores de Kabuki, usaban maquillaje. Con el maquillaje se puede identificar que tipo de personaje interpreta cada uno, ya que a cada personaje le corresponde un color (por ejemplo, las mujeres son las menos coloridas, y a los valerosos guerreros se les identifica por los fuertes colores rojos). La ropa es menos ostentosa y pesada que en el teatro Nô, aunque son trajes de seda de gran calidad.
Las obras de Kabuki, son representaciones de larga duración; unas 8 horas.

No se suele acudir a toda la obra en general, sino que se acude a las partes que más interesen de lo que viene señalado en el libreto.
Una curiosidad que merece la pena comentar dentro del Kabuki, es que, como en el fútbol, existe la afición a distintas familias de actores que representan Kabuki. En cada representación, se llevan los estandartes de la familia a la que se tiene devoción, y se le aplaude como tal.

Las obras Kabuki pueden ser de distintas temáticas. Por un lado están los Dramas históricos (jidai mono), en los que se cuentan hechos reales e históricos de gente de clase alta. Suelen ser tragedias, pero con elementos cómicos. También podemos encontrar obras en las que se enseñen disputas entre la plebe y el señor feudal. Otro tipo de temática es la del drama doméstico (sewa mono) en la que se cuentan hechos protagonizados por gente de clase baja. Suelen ser historias reales aunque con elementos de fantasía en ocasiones.
Las historias de Kabuki podían ser adaptaciones de otros géneros teatrales ( Bunraku o Teatro Noh.

1629: Kabuki femenino
La historia del kabuki comenzó en 1603, cuando Izumo no Okuni, una miko del Santuario Izumo, comenzó a realizar un nuevo estilo de danza dramática en las riberas secas del río Kioto. Las ejecutantes femeninas interpretaban tanto los papeles femeninos como masculinos en situaciones cómicas de la vida cotidiana. Este estilo se hizo popular de una manera casi instantánea, tanto así que incluso se le pidió a Okuni que hiciera su interpretación frente a la Corte Imperial. Dado el rotundo éxito, no tardaron en aparecer rivales, y el kabuki nació como un conjunto de drama y danza ejecutado por mujeres, una forma muy diferente de su encarnación moderna. Muchas de las ejecuciones en este período fueron de carácter indecente, las ejecuciones sugestivas eran realizadas por muchas imitadoras; estas actrices estaban comúnmente disponibles para la prostitución, y los miembros masculinos de la audiencia podían requerir libremente de los servicios de estas mujeres. Por esta razón, el kabuki era también escrito como (prostituta cantante y bailarina) durante el período Edo.

La atmósfera escandalosa y en ocasiones violenta de las ejecutantes de kabuki atrajo la atención del shogunato Tokugawa, y en 1629 las mujeres fueron expulsadas de los escenarios con el supuesto propósito de proteger la moral pública. Algunos historiadores sugieren que el gobierno estaba preocupado dado que la popularidad del kabuki dramatizaba la vida cotidiana (en vez del pasado heroico) y dio a conocer escándalos recientes, algunos de los cuales involucraban a oficiales del gobierno.  

1629-1652: kabuki masculino


Puesto que el kabuki ya era tan popular, los actores jóvenes masculinos tomaron el lugar de las mujeres. Junto con el cambio de los ejecutantes, el género cambió a su vez el énfasis de la ejecución: la tensión creciente fue puesta más en el drama que en la danza. Estas actuaciones resultaron igualmente obscenas, y muchos actores estaban también disponibles para la prostitución (incluso para clientes homosexuales). Las audiencias se alborotaban frecuentemente, y de vez en cuando explotaban las reyertas, en ocasiones para requerir los favores de un joven actor atractivo en particular, llevando al shogunato a prohibir también las actuaciones de actores jóvenes en 1652.

Desde 1653, sólo hombres maduros podían realizar kabuki, lo que se convirtió en una forma sofisticada y altamente estilizada llamada yarō kabuki ("Kabuki de hombres"). Esta metamorfosis de estilo estaba altamente influenciada por el teatro cómico kyōgen, que fue extremadamente popular en este tiempo. Hoy en día el "yarō" ha decaído, pero no fue hasta recientemente que los roles interpretados en el kabuki eran ejecutados sólo por hombres. Los actores que se especializaban en interpretar papeles de mujeres eran conocidos como onnagata u oyama (ambos se escriben). Los onnagata comúnmente provenían de familias especializadas en este estilo. Otros dos roles principales eran aragoto (estilo áspero) y wagoto (estilo suave).

 

El kabuki moderno

El enorme cambio cultural que comenzó en 1868 tras la caída del shogunato Tokugawa, la eliminación de la clase samurái, y la apertura de Japón hacia los productos e ideas de Occidente contribuyeron a encender la chispa que marcó el resurgimiento del kabuki. Mientras que la cultura luchaba para adaptarse a su nueva carencia de aislamiento, los actores se esforzaron por aumentar la reputación del kabuki entre las clases altas y adaptar los estilos tradicionales a los gustos modernos. Los intentos en este sentido rindieron frutos; en una ocasión, se le dio una función al Emperador Meiji.6
Muchas casas kabuki fueron destruidas por bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, y las fuerzas de ocupación prohibieron esporádicamente las ejecuciones de kabuki después de la guerra. Sin embargo, en el año 1974 la prohibición fue levantada, y las funciones comenzaron una vez más.
En el Japón moderno, el kabuki continúa siendo relativamente popular; es el más popular de los estilos tradicionales de drama japonés, y sus actores estelares aparecen con frecuencia en papeles de cine y televisión.7 Por ejemplo, el bien conocido onnagata Bando Tamasaburo V ha aparecido en varios papeles en diferentes obras (no kabuki) y películas; en ocasiones en papeles femeninos.
Algunas compañías teatrales actualmente utilizan actrices en los papeles onnagata, y la Ichikawa Kabuki-za (una compañía de sólo actrices) fue formada después de la Segunda Guerra Mundial. En el 2003, se erigió una estatua de Okuni cerca del distrito de Pontochō de Kioto.
El kabuki se encuentra en la lista de Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad de la Unesco desde el 24 de noviembre del 2005.



El kabuki utiliza una extensión adicional del escenario conocida como hanamichi (literalmente camino florido), una calzada que se extiende hasta la audiencia en donde se hacen las entradas y salidas dramáticas. Los teatros y escenarios kabuki se han ido sofisticando tecnológicamente de forma constante, y entre las innovaciones se encuentran las puertas y escenarios giratorios, introducidos en el siglo XVIII, mejorando en gran medida la escenografía en las obras kabuki.
En el kabuki, así como en otras ejecuciones de arte japonés, los cambios de escenografía son en ocasiones realizados a mitad de escenas, mientras los actores continúan en el escenario y las cortinas se mantienen abiertas. Los encargados de añadir y quitar objetos del escenario son conocidos como kuroko, van siempre vestidos completamente de negro y son tradicionalmente considerados "invisibles".
Existen tres categorías principales de obras kabuki: jidaimono ("histórica", o pre-historias del período Sengoku), sewamono ("doméstico", o pos-historias del período Sengoku), y shosagoto (piezas de danza).
Algunas características importantes del teatro kabuki incluyen el mie, en el cual el actor toma una pose pintoresca para establecer su personaje. El keshō, o maquillaje, provee un elemento de estilo fácilmente reconocible incluso por aquellos que no están familiarizados con esta forma de arte. El polvo de arroz es utilizado para crear la base blanca conocida como oshiroi, y el kumadori realza o exagera las líneas faciales para producir animales dramáticos o máscaras sobrenaturales para los intérpretes.






El teatro , ha estado siempre identificado por ser un tipo de teatro cortesano, abierto sólo a unos pocos privilegiados, gente importante. Se trata de un teatro minimalista, de un lenguaje elaborado y arcaico. Suele representar dramas aristocráticos, que tienen relación con alguna trama histórica o leyenda. Este tipo de obras de teatro se representan sobre un cuadrilátero elevado sobre el público, que se coloca a dos de los lados de éste. En uno de los extremos se coloca un coro cuyos cantos acompañan al desarrollo de la obra. Junto a éstos, en uno de los extremos contiguos están los músicos que acompañan la narración. En el centro del escenario, con trajes recargados y máscaras (no hay telón, sino una torre en cada esquina para simular el palacio) están los actores, que representan con movimientos suaves, y elegantes la obra en cuestión. La obra se desglosa en cinco partes, de una hora aproximadamente cada una.
A pesar del tema tratado habitualmente en las obras de teatro Nô, el principio mítico se centra en “las danzas de la diosa de la risa”. Desde el siglo XIV antiguos actores, padres del Nô, han estado escribiendo tratados teóricos sobre la representación de éste tipo de teatro, estudiando distintos puntos de emisión, distinta colocación de los personajes y su caracterización hasta llegar a obtener tras el paso del tiempo, el teatro con las características que hoy en día tiene.




Las máscaras, han estado pensadas desde antaño, para que representasen a un único personaje (el anciano, la mujer, el noble…). No sólo han tenido importancia los personajes, los animales (incluyendo también plantas, hongos –setas- e insectos) han tenido también cierto valor en el desarrollo de las obras; ellos hablan con los personajes, les dan a conocer malas noticias, etc. El papel del mal también adquiere notoriedad. Las elaboradas máscaras de demonios sirven para mostrar la presencia de éstos, en el entorno de los protagonistas, como les tientan, y engañan. Por el contrario, los dioses no intervienen; siempre suele aparecer un pino en una representación Nô, que muestra un lugar alto desde el cual los dioses observan la obra, todo cuanto sucede sin intervenir en ello.




Bunraku


Se trata de un tipo de teatro japonés, en el cual no hay intervención de personas como protagonistas, sino marionetas. Los títeres representan un tipo de teatro tradicional, de historias heroicas y trágicas, como Los Amantes Suicidas de Sonezaki.
Lo más correcto sería denominar este arte en un principio como “Ningyo Joruri”, que era la acepción original que solía poseer el teatro de marionetas en un principio. Esto era por la sencilla razón de que “ningyo” significa marioneta, y “joruri” narración. La historia era narrada por una persona mientras se desarrollaba, el narrador ponía todas las voces de los personajes.
El nombre de Bunraku lo ha adquirido posteriormente hacia mediados de la era Meiji, cuando en pleno esplendor del teatro de marionetas en Osaka (1805); un marionetista, Uemura Bunrakuken, estableció un pequeño teatro de Ningyo Joururi. Debido al éxito y la importancia que recabó logró formar una compañía lo suficientemente importante como para que un teatro, el Bunrakuza, adoptase su nombre en 1872.
Como es de suponer, la importancia principal dentro de este tipo de teatro reside en la marioneta o títere. Hay diferentes tipos de marionetas que varían de más a menos complejidad, la cual aumenta en función de la modernidad del guiñol. No es lo mismo una marioneta del siglo X, cuya composición es un traje en un palo, y una cara al final de éste; que una del siglo XVIII, concretamente 1733, cuando se introdujeron todos los trucos mecánicos aprendidos en el S.XVI gracias a los jesuitas, capaces de articular y mover incluso las manos.








La fisiología de las marionetas también es muy diversa, estas pueden ser tanto las marionetas clavadas en un palo, manejadas por una o más personas, dependiendo de su complejidad; las que se manejan a través de hilos (que implican también una complicada composición), y las gigantes, que son de tamaño humanoide, y que pueden implicar a más de una persona para situarse en su interior y manejarla.
Por último, las representaciones de Bunraku son realizadas en escenarios de dimensiones similares a las del teatro Kabuki, solo que están adaptados al tamaño proporcional que posean los títeres. Hay tres elementos esenciales dentro de la representación de una obra de teatro Bunraku: uno es la narración, que conducirá la historia, otro es la interpretación al laúd (la música tocada in situ es una constante de gran importancia dentro de todos los géneros del teatro japonés), y por último un hábil manejo de las marionetas, habilidad de cuya destreza se obtendrá toda la riqueza estética que implica este tipo de teatro.

La historia del Bunraku se origina de la combinación de dos importantes tradiciones niponas: la recitación de cuentos o joruri y los títeres o ningyo. De ambos oficios surge el nuevo arte escénico Bunraku.
Se cree que el joruri o recitación de cuentos se inició gracias a músicos itinerantes que amenizaban la recitación con un laud o biwa. Más tarde, a mediados del siglo XVI, este instrumento fue reemplazado por otro similar al actual instrumento de cuerda denominado shamisen. Este instrumento fue de inmediato adoptado por los músicos dado que su sonido gustaba más al público.

Por otro parte, la historia de los títeres es muy antigua, llegando a remontarse al siglo VIII. Los titiriteros itinerantes, llamados kugutsushi, recorrian el país cantando canciones que daban ritmo a sus actuaciones.
Estos títeres y la recitación se fundieron a fines del siglo XVI para formar un arte que se denominó ningyo joruri, adoptando un estilo mucho más refinado.
Hoy ese tipo de teatro se denomina Bunraku gracias a su famoso promotor, Uemura Bunrakuken. A principios del siglo XIX él construyó un teatro de ningyo joruri en Osaka para su propio grupo de artistas (lo que supuso un empujón para este tipo de teatro). En 1872 mudo su teatro y su nombre a Bunrakuza. Tuvo tanto éxito que el ningyo joruri paso a conocerse como Bunraku.














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