lunes, 15 de noviembre de 2010

LOS 47 RONIN II





47 RONIN

La historia verídica de los 47 Ronin es una de las historias mas conocidas de Japón, y donde se ven reflejados los valores e ideales de los guerreros samurai. La versión que incluyo fue escrita por Jorge Luis Borges, en su libro "Historia Universal de la infamia".


El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké

El infame de este capítulo es el incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké, aciago funcionario que motivó la degradación y la muerte del señor de la Torre de Ako y no se quiso eliminar como un caballero cuando la apropiada venganza lo conminó. Es hombre que merece la gratitud de todos los hombres, porque despertó preciosas lealtades y fue la negra y necesaria ocasión de una empresa inmortal. Un centenar de novelas, de monografías, de tesis doctorales y de óperas, conmemoran el hecho -para no hablar de las efusiones en porcelana, en lapislázuli veteado y en laca. Hasta el versátil celuloide lo sirve, ya que la Historia Doctrinal de los Cuarenta y Siete Capitanes -tal es su nombre- es la más repetida inspiración del cinematógrafo japonés. La minuciosa gloria que esas ardientes atenciones afirman es algo más que justificable: es inmediatamente justa para cualquiera. Sigo la relación de A. B. Mitford, que omite las continuas distracciones que obra el color local y prefiere atender al movimiento del glorioso episodio. Esa buena falta de "orientalismo" deja sospechar que se trata de una versión directa del japonés.

La cinta desatada

En la desvanecida primavera de 1702 el ilustre señor de la Torre de Ako tuvo que recibir y agasajar a un enviado imperial. Dos mil trescientos años de cortesía (algunos mitológicos), habían complicado angustiosamente el ceremonial de la recepción. El enviado representaba al emperador, pero a manera de alusión o de símbolo: matiz que no era menos improcedente recargar que atenuar. Para impedir errores harto fácilmente fatales, un funcionario de la corte de Yedo lo precedía en calidad de maestro de ceremonias. Lejos de la comodidad cortesana y condenado a una villégiature montaraz, que debió parecerle un destierro, Kira Kotsuké no Suké impartía, sin gracia, las instrucciones. A veces dilataba hasta la insolencia el tono magistral. Su discípulo, el señor de la Torre, procuraba disimular esas burlas. No sabía replicar y la disciplina le vedaba toda violencia. Una mañana, sin embargo, la cinta del zapato del maestro se desató y éste le pidió que la atara. El caballero lo hizo con humildad, pero con indignación interior. El incivil maestro de ceremonias dijo que, en verdad, era incorregible, y que sólo un patán era capaz de frangollar un nudo tan torpe. El señor de la Torre sacó la espada y le tiró un hachazo. El otro huyó, apenas rubricada la frente por un hilo tenue de sangre... Días después dictaminaba el tribunal militar contra el heridor y lo condenaba al suicidio. En el patio central de la Torre de Ako elevaron una tarima de fieltro rojo y en ella se mostró el condenado y le entregaron un puñal de oro y piedras y confesó públicamente su culpa y se fue desnudando hasta la cintura, y se abrió el vientre, con las dos heridas rituales, y murió como un samurai, y los espectadores más alejados no vieron sangre porque el fieltro era rojo. Un hombre encanecido y cuidadoso lo decapitó con la espada: el consejero Kuranosuké, su padrino.

El simulador de la infamia

La Torre de Takumi no Kami fue confiscada; sus capitanes desbandados, su familia arruinada y oscurecida, su nombre vinculado a la execración. Un rumor quiere que la idéntica noche que se mató, cuarenta y siete de sus capitanes deliberaran en la cumbre de un monte y planearan, con toda precisión, lo que se produjo un año más tarde. Lo cierto es que debieron proceder entre justificadas demoras y que alguno de sus concilios tuvo lugar, no en la cumbre difícil de una montaña, sino en una capilla en un bosque, mediocre pabellón de madera blanca, sin otro adorno que la caja rectangular que contiene un espejo. Apetecían la venganza, y la venganza debió parecerles inalcanzable. Kira Kotsuké no Suké, el odiado maestro de ceremonias, había fortificado su casa y una nube de arqueros y de esgrimistas custodiaba su palanquín. Contaba con espías incorruptibles puntuales y secretos. A ninguno celaban y vigilaban como al presunto capitán de los vengadores: Kuranosuké, el consejero. Este lo advirtió por azar y fundó su proyecto vindicatorio sobre ese dato. Se mudó a Kioto, ciudad insuperada en todo el imperio por el color de sus otoños. Se dejó arrebatar por los lupanares, por las casas de juego y por las tabernas. A pesar de sus canas, se codeó con rameras y con poetas, y hasta con gente peor. Una vez lo expulsaron de una taberna y amaneció dormido en el umbral, la cabeza revolcada en un vómito. Un hombre de Satsuma lo conoció, y dijo con tristeza y con ira: ¿No es éste, por ventura, aquel consejero de Asano Takumi no Kami, que lo ayudó a morir y que en vez de vengar a su señor se entrega a los deleites y a la vergüenza?¡Oh, tú indigno del nombre de Samurai! Le pisó la cara dormida y se la escupió. Cuando los espías denunciaron esa pasividad, Kotsuké no Suké sintió un gran alivio. Los hechos no pararon ahí. El consejero despidió a su mujer y al menor de sus hijos, y compró una querida en un lupanar, famosa infamia que alegró el corazón y relajó la temerosa prudencia del enemigo. Éste acabó por despachar la mitad de sus guardias. Una de las noches atroces del invierno de 1703 los cuarenta y siete capitanes se dieron cita en un desmantelado jardín de los alrededores de Yedo, cerca de un puente y de la fábrica de barajas. Iban con las banderas de su señor. Antes de emprender el asedio, advirtieron a los vecinos que no se trataba de un atropello, sino de una operación militar de estricta justicia.

La cicatriz

Dos bandas atacaron el palacio de Kira Kotsuké no Suké. El consejero comandó la primera, que atacó la puerta del frente; la segunda, su hijo mayor, que estaba por cumplir dieciséis años y que murió esa noche. La historia sabe los diversos momentos de esa pesadilla tan lúcida: el descenso arriesgado y pendular por las escaleras de cuerda, el tambor del ataque, la precipitación de los defensores, los arqueros apostados en la azotea, el directo destino de las flechas hacia los órganos vitales del hombre, las porcelanas infamadas de sangre, la muerte ardiente que después es glacial; los impudores y desórdenes de la muerte. Nueve capitanes murieron; los defensores no eran menos valientes y no se quisieron rendir. Poco después de media noche toda resistencia cesó. Kira Kotsuké no Suké, razón ignominiosa de esas lealtades, no aparecía. Lo buscaron por todos los rincones de ese conmovido palacio, y ya desesperaban de encontrarlo cuando el consejero notó que las sábanas de su lecho estaban aún tibias. Volvieron a buscar y descubrieron una estrecha ventana, disimulada por un espejo de bronce. Abajo, desde un patiecito sombrío, los miraba un hombre de blanco. Una espada temblorosa estaba en su diestra. Cuando bajaron, el hombre se entregó sin pelear. Le rayaba la frente una cicatriz: viejo dibujo del acero de Takumi no Kami. Entonces, los sangrientos capitanes se arrojaron a los pies del aborrecido y le dijeron que eran los oficiales del señor de la Torre, de cuya perdición y cuyo fin él era culpable, y le rogaron que se suicidara, como un samurai debe hacerlo. En vano propusieron ese decoro a su ánimo servil. Era varón inaccesible al honor; a la madrugada tuvieron que degollarlo.

El testimonio

Ya satisfecha su venganza (pero sin ira, y sin agitación, y sin lástima), los capitanes se dirigieron al templo que guarda las reliquias de su señor. En un caldero llevan la increible cabeza de Kira Kotsuké no Suké y se turnan para cuidarla. Atraviesan los campos y las provincias, a la luz sincera del día. Los hombres los bendicen y lloran. El príncipe de Sendai los quiere hospedar, pero responden que hace casi dos años que los aguarda su señor. Llegan al oscuro sepulcro y ofrendan la cabeza del enemigo. La Suprema Corte emite su fallo. Es el que esperan: se les otorga el privilegio de suicidarse. Todos lo cumplen, algunos con ardiente serenidad, y reposan al lado de su señor. Hombres y niños vienen a rezar al sepulcro de esos hombres tan fieles.

El hombre de Satsuma

Entre los peregrinos que acuden, hay un muchacho polvoriento y cansado que debe haber venido de lejos. Se prosterna ante el monumento de Oishi Kuranosuké, el consejero, y dice en voz alta: Yo te vi tirado en la puerta de un lupanar de Kioto y no pensé que estabas meditando la venganza de tu señor, y te creí un soldado sin fe y te escupí en la cara. He venido a ofrecerte satisfacción. Dijo esto y cometió harakirí. El prior se condolió de su valentía y le dio sepultura en el lugar donde los capitanes reposan. Éste es el final de la historia de los cuarenta y siete hombres leales -salvo que no tiene final, porque los otros hombres, que no somos leales tal vez, pero que nunca perderemos del todo la esperanza de serlo, seguiremos honrándolos con palabras.

Jorge Luis Borges - Historia Universal de la Infamia

Para saber más...(en ingles)

THE 47 RONIN AND THEIR SWORDS

Note: the numbers in parenthesis after the sword smith's name refer to the Kanji tables on this site. Thus Norinaga (1,2) refers to the first Kanji for Nori and the second Kanji for Naga.
The information is given in the sequence: name of ronin; age; katana mei and length; wakizashi mei and length; other weapons carried. Only 33 warriors are documented.
(La información que se da en la secuencia: nombre de ronin; edad; katana mei y longitud; wakizashi mei y longitud; otras armas llevadas. Sólo 33 guerreros están documentados)

OISHI KURANOSUKE YOSHIKATSU, age 45
katana mei: Norinaga (1,2), length 2 shaku 8 sun
wakizashi mei: Norinaga (1,2), length 2 shaku
te yari
YOSHIDA CHUZAEMON KANESUKE, age 64
katana attribution: Shimada (1,x), length 2 shaku 2 sun
wakizashi mei: Hiromitsu (3,1), length 1 shaku 1 sun
naga yari (long yari)
HARA SOEMON MOTOTOKI, age 56
katana mei: Hirohuni (3,1), length 2 shaku 9 sun
wakizashi mei: Kunisuke (1,2), length 2 shaku
te yari
KATAOKA GENGOEMON TAKAFUSA, age 37
katana mei: Kunimitsu (2,1), length 2 shaku 7 sun
wakizashi mei: Kunishige (1,2), length unknown
te yari
MASE KYUDAIU MASAAKI, age 63
katana mei: Michitaka (1,2), length 2 shaku 1 sun
wakizashi mei: Yoshitsuna (1,2), length 2 shaku
bow and arrow
ONODERA JYUNAI HIDEKAZU, age 61
katana mei: Michinaga (1,2), length 2 shaku 9 sun
wakizashi mei: Kunisuke (2,2), length 1 shaku 9 sun
te yari
HAZAMA KIHEI MITSUNOBU, age 65
katana mei: mumei (unsigned), lenght 2 shaku 9 sun
wakizashi mei: Teruhiro (2,2), length 2 shaku 1 sun
ISOGAI JYUROZEMON MASAHISA, age 25
katana mei: Mitsumori (1,1), length 2 shaku 9 sun
wakizashi mei: Kunimune (2,1), length 2 shaku
te yari
HORIBEI YAHYOE AKIZANE, age 77
katana mei: mumei, length 3 shaku
wakizashi: none
naginata
CHIKAMATSU KANROKU YUKISHIGE, age 34
katana mei: Mitsuyoshi (2,2), length 2 shaku
wakizashi mei: unknown, length unknown
long yari
TOMIMORI SUKEEMON MASAYORI, age 34
katana mei: Tomokuni (2,1), length 2 shaku 8 sun
wakizashi mei: Mitsushige (1,2), length unknown
long yari
SHIOTA MATANOJYO TAKANORI, age 35
katana mei: Kunihisa (1,1), length 2 shaku 4 sun
wakizashi mei: Kunihisa (1,1), length 1 shaku 6 sun
HAYAMI TOZAEMON MITSUTAKA, age 42
katana mei: Hiromitsu (3,1), length 2 shaku 7 sun
wakizashi mei: unknown, length unknown
bow and arrow
AKABANE GENZO SHIGEKATA, age 35
katana mei: mumei, length unknown
wakizashi mei: unknown, length unknown
OKUDA MAGODAIU SHIGEMORI, age 57
katana mei: Kunitaka (1,2), length 2 shaku 4 sun
wakizashi mei: unknown, length 1 shaku 6 sun
YADA GOROEMON SUKETAKA, age 29
katana mei: Kunisuke (1,2), length 2 shaku
wakizashi mei: mumei, length 1 shaku 6 sun
OISHI SEZAEMON NOBUKIYO, age 29
katana mei: mumei, length 2 shaku 9 sun
wakizashi mei: mumei, length 1 shaku 9 sun
long yari
OISHI SHIKARA YOSHIKANE, age 16
katana mei: Tomokuni (2,1), length 2 shaku 2 sun plus
wakizashi mei: Hiroshige (3,2), length 1 shaku 1 sun
short yari
HORIBE YASUBEI TAKETSUNE, age 34
katana mei: Kanekuni (2,1), lenght 2 shaku 8 sun
wakizashi mei: mumei, length unknown
NAKAMURA KANSUKE MASATOKI, age ?
katana mei: Nagakuni (1,1), length 2 shaku 4 sun
wakizashi mei: mumei, length unknown
long yari
SUGANOYA HANNOJYO MASATOSHI, age 44
katana mei: Michinaga (1,2), length 2 shaku 8 sun
wakizashi mei: mumei, length unknown
FUWA KAZUEMON MASATANE, age 34
katana mei: Norimitsu (1,1), length unknown
wakizashi mei: Norimitsu (1,1), length unknown
KIMURA OKAUEMON SADAYUKI, age 46
katana mei: Norimitsu (1,1), length 2 shaku 6 sun
wakizashi mei: mumei, length 2 shaku 1 sun
OHIBA SABUROBYOE MITSUTADA, age 51
katana mei: Yasutaka (1,2), length 2 shaku 4 sun
wakizashi mei: Yasutaka (1,2), length 2 shaku
bow and arrow
OKANO KINUEMON KANEHIDE, age 24
katana mei: Tomohisa (2,1), length 2 shaku 4 sun
wakizashi mei: Michinaga (1,2), length unknown
jyumonji yari
KAIGA YAZAEMON TOMONOBU, age 54
katana mei: mumei, length unknown
wakizashi mei: mumei, length unknown
OTAKA GENGO TADAO, age 32
katana mei: Tomohisa (2,1), length 2 shaku 6 sun
wakizashi mei: Masakuni (5,1), length 9 sun 5 bu
OKAJIMA YASOUEMON TSUNEKI, age 38
katana mei: Tomokuni (2,2), length 2 shaku 8 sun
wakizashi mei: Tomokuni (2,2), length 1 shaku 4 sun
YOSHIDA SAWAUEMON KANESADA, age 29
katana attribution: Mizuta, length 2 shaku 9 sun
wakizashi attribution: Mizuta, length 1 shaku 8 sun
long yari
TAKEBAYASHI TADAHICHI TAKASHIGE, age 32
katana mei: Hirokuni (1,1), length 2 shaku
wakizashi attribution: Mizuta, length 1 shaku 6 sun
long yari
KURAHASHI DENSUKE TAKEYUKI, age 34
katana mei: Hirokuni (1,2), length 2 shaku 8 sun
wakizashi mei: mumei. length 2 shaku
HAZAMA SHINROKURO MITSUKAZE, age 24
katana mei: Kunisuke (2,2), length 2 shaku 2 sun
wakizashi mei: Kunisuke (2,2), length unknown
te yari
MURAMATSU KIHEI HIDENAO, agae 62
katana mei: Kuninaga (1,1), length 2 shaku 8 sun
wakizashi mei: Samuhiro (?,1), length 2 shaku 4 sun
long yari

2 comentarios:

  1. Me encanto la historia, soy un admirador de la cultura japonesa y realmente me gustaria poseer un poco esos valores de aquellos inmorales guerreros samurai.
    javierhsosa@yahoo.com

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  2. (Pido discisculpas por mi equivocación, aqui va el comentario corregido)
    Me encanto la historia, soy un admirador de la cultura japonesa y realmente me gustaria poseer un poco esos valores de aquellos INMORTALES guerreros samurai.
    javierhsosa@yahoo.com

    ResponderEliminar

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